lunes, 1 de diciembre de 2008

Parecia Alondra

Etérea
“ A esas niñas, que no dejaron Crecer”



Parecía alondra
Parecía ángel
Bajo aquella luna
Etérea se veía
Cada rayo que bañaba su piel canela
Reflejaba en ella
Candidez dorada.
Hacia un baile con su andar pausado
Su melena ondulaba
Con la brisa de la primavera
Sus dientes eran perlas
Sacadas de las sirenas
Sus caderas se tornaban abrazos
De niña asustada.
Soñaba con el amor eterno
Mientras miraba el firmamento.

Pero no la hirió cupido
Con saetas de aroma de cerezo en flor
Sino la noche negra
Con lanzas de fuego, ortigas amargas
Y corales eternos.

Aquella noche
A la alondra rompieron sus alas,
Los rayos de luna llena fueron dagas
Incrustándose en su alma de niña,
Su candidez fue devorada
Y sus caderas ondulantes
Detuvieron el baile de la noche helada.

La rosa que en botón estaba
Fue abierta de una certera puñalada
Y los pétalos delicados
Que en ella moraban
Cayerón uno a uno
Como cristales rotos
Rasgando
Rompiendo
Estremeciendo.

Lloró
Suplicó
Pero la daga silbo voraz
Estruendosa…
Quejase la alondra débilmente…
Nadie la escucho.

Al amanecer emprendió el vuelo
Por ese valle que tanto amo
Solo quedo, el dolor
Los sueños
El llanto, la esperanza
Su inocencia, su dolor.

Más al ir levantando el vuelo
Allá en el cielo surgió
Un rayo luminoso que una senda le mostró,
Sus alas se hicieron fuertes
Sus lágrimas en gotas de elixir se volvieron
Y toda felicidad se torno
Al encontrarse con un abrazo…
De Dios.

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